Miraba y sufría el partido de octavos entre México y la Argentina, poco fútbol, muchas emociones un Lavolpe que decidió ponerle maraca personal a Maxi Rodríguez y tomar en zona a Riquelme, un Tri que volvo su ataque por la zona de Sorin y Heinze con delanteros con físico y potencia. Aplausos, hasta acá brillante ¿y Pekerman? vio que el partido se podía dar así, puso otro lateral por derecha para copar la parada por ese sector, tiro al conejo por izquierda bien pegado a Riquelme para generar el juego por ahí y cuando vio que esto no resultaba movió las teclas justas y necesarias para parar otro equipo, un equipo que demandaba otro actuar en el partido. Bien Pekerma. Su virtud: conocer a sus jugadores y leer los partidos.
Dejando de lado el comentario táctico del partido me pregunto por el zurdazo descomunal de Maxi Rodríguez ¿cuantas así habremos visto terminar en la tribuna? entonces la pregunta se impone ¿que lleva al jugador a sacar ese chut magistral desde esa posición? ¿Que diferencia a los grandes francotiradores de los comunes definidores? la respuesta, después de mucho reflexionar, llega sola. Ese cañonazo, ese ave Maria, es en le fondo un acto de fe descomunal. Solo la fe ciega en las condiciones propias del jugador puede terminar con ese violento destino de gol o de fiasco. En un segundo la falta de vergüenza, la creencia en sus propia capacidad por sobre todas las del equipo, incluso por arriba de los fanáticos y el propio técnico hacen que este jugador en un impresionante acto de rebeldía (que es la fe sino la contraposición contra toda razón) deseche toda lógica, toda estadística y deposite todo su fervor en un gesto de potencia y entrega que no tiene mas explicación, mas razón, mas lógica que la fe del que la ejecuta, la fe de que su acto será recompensado en su plenitud con un destino de gol. El jugador desencadena en su gesto un sin fin de pequeños rezos colectivos entre los que lo están mirando (ya sea a favor o en contra) pero el acto en si se vera reducido a un gesto ultimo entre el ejecutor y su búsqueda. Si el destino es el buscado, el deseado el jugador será recompensado con lo que buscaba, si por el contrario la pelota termina en la segunda bandeja del estadio el jugador enfrentara su momento mas difícil, la desazón personal y colectiva de aquellos que depositaban en el su ilusión de alegría y deberá juntar el coraje y la fe para volver a levantarse y volver a ejecutar lo que en definitiva no es sino una búsqueda personal.
Dejando de lado el comentario táctico del partido me pregunto por el zurdazo descomunal de Maxi Rodríguez ¿cuantas así habremos visto terminar en la tribuna? entonces la pregunta se impone ¿que lleva al jugador a sacar ese chut magistral desde esa posición? ¿Que diferencia a los grandes francotiradores de los comunes definidores? la respuesta, después de mucho reflexionar, llega sola. Ese cañonazo, ese ave Maria, es en le fondo un acto de fe descomunal. Solo la fe ciega en las condiciones propias del jugador puede terminar con ese violento destino de gol o de fiasco. En un segundo la falta de vergüenza, la creencia en sus propia capacidad por sobre todas las del equipo, incluso por arriba de los fanáticos y el propio técnico hacen que este jugador en un impresionante acto de rebeldía (que es la fe sino la contraposición contra toda razón) deseche toda lógica, toda estadística y deposite todo su fervor en un gesto de potencia y entrega que no tiene mas explicación, mas razón, mas lógica que la fe del que la ejecuta, la fe de que su acto será recompensado en su plenitud con un destino de gol. El jugador desencadena en su gesto un sin fin de pequeños rezos colectivos entre los que lo están mirando (ya sea a favor o en contra) pero el acto en si se vera reducido a un gesto ultimo entre el ejecutor y su búsqueda. Si el destino es el buscado, el deseado el jugador será recompensado con lo que buscaba, si por el contrario la pelota termina en la segunda bandeja del estadio el jugador enfrentara su momento mas difícil, la desazón personal y colectiva de aquellos que depositaban en el su ilusión de alegría y deberá juntar el coraje y la fe para volver a levantarse y volver a ejecutar lo que en definitiva no es sino una búsqueda personal.
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