Las sociedades anónimas trajeron mercaderes a los clubes y algunos creen que también compraron su historia y los sentimientos, y eso es como el cariño verdadero, que ni se compra ni se vende. Ahora hay clubes que tienen sus sentimientos hipotecados pues pertenecen a mercaderes que los utilizan en su único beneficio, y en este zoco enorme han entrado los futbolistas y sobran ejemplos de jugadores que se han convertido en mercenarios del balón. Pero no tenemos derecho a escandalizarnos, es lo que hemos cultivado. Por eso sigo fiel a mi credo: hincha tú eres el mejor, escuchando el transistor.
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